ÚLTIMA HORA

Indecente – Rosa Díez – Libertad Digital



Pedro Sánchez ha tardado cuarenta y ocho horas en hacer la primera declaración tras conocerse que su socio preferente Bildu lleva en las candidaturas a los ayuntamientos vascos y navarros a cuarenta y cuatro terroristas, siete de ellos condenados por delitos de sangre, dos de ellos candidatos en los mismos municipios en los que asesinaron a sus víctimas.

Cuarenta y ocho horas ha necesitado Pedro Sánchez para darse cuenta de los «efectos indeseados» que podían tener para sus expectativas electorales que la sociedad española fuera consciente de que su socio preferente —ese al que el presidente del Gobierno de España y secretario general del Partido Socialista Obrero Español ha nombrado notario de la «memoria democrática»— alardea de llevar criminales en su candidaturas electorales, hasta el extremo de añadir sus alias a sus nombres, para que no quede duda de que el partido socio de Sánchez solicita el voto para los asesinos y terroristas que sembraron de sangre y dolor a la sociedad española en su conjunto y a la vasca y navarra en particular.

Cuarenta y ocho horas fue también el tiempo que tardó Rodríguez Zapatero en dar por rotas las negociaciones con ETA tras el estallido de la furgoneta cargada de explosivos que estalló en la T4 de Barajas el 30 de diciembre de 2006 causando la muerte de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio y dejando veinte heridos entre las persona que estaban en el parking del aeropuerto donde dejaron el potente y mortal artefacto. Cuarenta y ocho horas que Zapatero necesitó para darse cuenta de que la sociedad española no iba a perdonarles electoralmente que siguieran negociando con quienes nuevamente acababan de mancharse las manos de sangre a pesar de estar en un «proceso de paz» con Zapatero y de haber declarado un «alto el fuego permanente».

Cuarenta y ocho horas y poner el Atlántico por medio ha necesitado Pedro Sánchez para —en una desangelada rueda de prensa en la calle de los jardines de la Casa Blanca, micrófono de pie, sin atril, sin banderas, con un coche y una garita de guardia de fondo— hacer esta declaración sobre el hecho de que Bildu lleve asesinos en sus listas electorales que «Hay cosas que pueden ser legales, pero no decentes».

Usted lo ha dicho, Sr. Sánchez: hay cosas que son legales, pero no decentes; mismamente sus pactos políticos con los enemigos jurados y mortales de la democracia.

Usted lo ha dicho, Sr. Sánchez: hay cosas que son legales, pero no decentes; mismamente entregar el relato sobre la «memoria democrática» a quienes son los orgullosos herederos de la banda terrorista que asesinó a ochocientos cincuenta y siete ciudadanos inocentes para intentar que no triunfara la democracia.

Usted lo ha dicho, Sr. Sánchez: hay cosas que son legales, pero no decentes; mismamente llamar «progresistas» a quienes han hecho del crimen a víctimas inocentes su instrumento para escalar posiciones políticas en el entramado institucional del Estado.

Usted lo ha dicho, Sr. Sánchez. Hay cosas que son legales pero no decentes; mismamente meter en el CNI a un representante de la banda terrorista para que conozcan los secretos del Estado quienes guardan en secreto los datos que ayudarían a esclarecer los 352 crímenes de ETA que aún no han sido juzgados.

Usted lo ha dicho, Sr. Sánchez: hay cosas que son legales, pero no decentes; mismamente suscribir un pacto con Bildu en Navarra para hacer presidenta a la candidata del PSOE a cambio de expulsar a la Guardia Civil del territorio.

Usted lo ha dicho, Sr. Sánchez: hay cosas que son legales pero no decentes; mismamente entregar presos por presupuestos, tal y como Otegi explicó públicamente. Es legal pero no es decente acercar los terroristas a las cárceles vascas para que el Gobierno del PNV y del Partido Socialista les aplique el tercer grado —con informes negativos de instituciones penitenciarias— y se paseen en libertad por las calles que regaron de sangre inocente.

Usted lo ha dicho, Sr. Sánchez: hay cosas que son legales, pero no decentes; mismamente seguir manteniendo todos sus acuerdos políticos con los herederos de ETA para asegurarse que con sus votos le permitan seguir viviendo en la Moncloa.

Usted lo ha dicho, Sr. Sánchez: es legal llegar a la Moncloa a través de una moción de censura destructiva, apoyada en un párrafo de una sentencia que los propios tribunales declararon posteriormente fraudulento. Pero no es decente.

Usted lo ha dicho, Sr. Sánchez: es legal mantenerse en la Moncloa a través de pactos cruzados con quienes llevan toda la vida intentando liquidar el sistema democrático. Pero no es decente hacer gala de esa falta de escrúpulos que le permite mantenerse en el poder y seguir presidiendo el Gobierno de España.

Aunque mientras lo hacía nos lo negó, su predecesor socialista en la presidencia del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reconoció hace días que pactó concesiones políticas con ETA, lo que es una burla a las víctimas —»no cederemos ni porque nos matan ni para que nos dejen de matar»—… y una traición a la democracia. Una indecencia.

Usted, Sr. Sánchez, le ha tomado el relevo. Y lo que él no pudo hacer —aquella bomba en Barajas le impidió consumar la traición, la hoja de ruta pactada con ETA— lo está haciendo usted. Usted lo ha dicho, será legal, pero no es decente. Y, permítame que le diga, que quien hace de forma permanente y planificada cosas que no son decentes es un indecente.

Y para que quede claro: sepan todos los españoles que en los lugares en los que Bildu no se presenta pueden votar al PSOE para garantizar que la indecencia que esas candidaturas representan progrese en toda España.

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