«Concluye hoy el Año Jubilar de san Isidro, que se ha celebrado durante los últimos 365 dias en la diócesis de Madrid»
Concluye hoy el Año Jubilar de san Isidro, que se ha celebrado durante los últimos 365 dias en la diócesis de Madrid, para conmemorar y celebrar por todo lo alto el cuarto centenario de la canonización del popular santo madrileño. Un año jubilar es siempre una ocasión en la Iglesia para la reconciliación, la conversión y la penitencia sacaramental, o sea un año para la esperanza y la ocasión desde el cambio en la propia vida para servir a Dios en el gozo y la paz con los hermanos. En este sentido, como nos ha recordado el Cardenal Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, la figura de san Isidro, un santo de la vida ordinaria, o de la puerta de al lado, como le gusta decir al Papa Francisco, nos permite vivir con sencillez hoy todas esas virtudes, en caridad permanente, ayudando a todo aquel que lo necesitaba como hizo el santo patrón de Madrid, modelo de fraternidad, de trabajo y de construcción de las familias cristianas. Este fin de semana hemos conocido también que el Papa Francisco ha concedido un Año Jubilar a la diócesis de Valladolid. La catedral vallisoletana y la Basílica de la Gran Promesa serán templos jubilares desde el próximo 16 de junio. El motivo del júbilo es en esta ocasión el centenario de la entronización del Corazón de Jesús. La caridad, que destacábamos en el caso de san Isidro, se recibe del corazón de Cristo, como ha señalado el arzobispo de Valladolid, monseñor Luis Argüello. Ojalá que los años jubilares hayan sido y sigan siendo una ocasión de revulsivo espiritual, particularmente para las diócesis en las que se celebran, y se conviertan en ocasión de gracia y bendición para todos, en un momento histórico en el que el testimonio renovado de alegría y esperanza cristianas le es al mundo particularmente necesario.
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